viernes, 8 de abril de 2011

identidad en la adolecencia

Tomaré como punto de partida la definición que da sobre identidad, James Drever en su Diccionario de Psicología (A Dictionary of Psychology. Penguin Books, 1956).
Identidad
Por otra parte, la adolescencia, considerada en un primer nivel de análisis, es un período de la vida caracterizado por el cambio, cambio corporal a la vez que psicológico. O sea que "identidad en la adolescencia" es una expresión que nos pone en presencia de una contradicción: sería algo así como la condición de ser el mismo dejando de serlo, similar en todo respecto manifestándose como diferente; el carácter de persistir esen-cialmente inmodificado sufriendo a la vez modificaciones. ¿O podemos resolver tal con-tradicción diciendo que el adolescente sufre modificaciones no esenciales, o sea que su-fre un proceso de cambio aparente, persistiendo él esencialmente el mismo? La respues-ta a esta pregunta depende de a qué llamamos esencial en un ser humano; supongo que ante todo a aquello que lo califica como ser humano particularizándolo dentro del ámbito de lo biológico. Pero al hablar de identidad en psicología exigimos algo más: exigimos no sólo la persistencia de su carácter esencial como ser humano en general, sino su particu-larización dentro de este último ámbito así como la conciencia de dicha particularización, conciencia de su diferencia de otro ser humano así como de su semejanza a él. Y aquí caemos en una nueva contradicción: la primera se refería a: cambiar siendo el mismo, diferenciarse de sí mismo manteniéndose a la vez idéntico a sí. La segunda contradicción enfatiza la relación con el otro, semejante a la vez que diferente a uno.
Este razonamiento nos lleva a dos reflexiones:
a) Tal vez sea imposible considerar la identidad como una igualdad abstracta, sin tomar en cuenta la contradicción que necesariamente lleva implícita en sí dicho concepto, o sea la no identidad, contradicción que debe ser desarrollada como dialéctica entre la seme-janza y la diferencia.
b) Que esta dialéctica no es meramente intrapersonal sino ante todo y necesariamente so cial, en la medida que se refiere a una identidad humana que incluye la conciencia de lo que me diferencia del otro que es a la vez mi semejante
: la condición de ser el mismo, o similar en todo respecto; el carácter de persistir esencialmente inmodificado.

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